jueves, 19 de marzo de 2015
¿Vives o twitteas?
¿Os acordáis de cuándo no había redes sociales y no usábamos el teléfono móvil?
Yo lo recuerdo como si fuera ayer mismo. Éramos mucho más libres de lo que lo somos ahora, había menos control, más confianza. Ahora quedarte sin batería se convierte en una tragedia y ya no te digo si no atiendes el teléfono o no respondes a un WhatsApp, ¡se convierte en la tercera guerra mundial!
El otro día vi en el telediario que han aumentado los atropellos por la utilización del teléfono móvil mientras andamos por la calle, ¡nos estamos volviendo locos! ¡Qué se pare el mundo que yo me bajo! Vamos a darle a cada cosa su sitio, vamos a disfrutar de cada momento y vamos a levantar la cabeza de ese aparato al que estamos totalmente enganchados.
Antes utilizábamos los teléfonos fijos de casa para quedar a una hora en un sitio determinado, ahora las conversaciones y esas citas con amigos se hacen a través de WhatsApp, ¡eso es un poco triste! Aunque también he de reconocer que facilita mucho la comunicación con las personas que tenemos lejos.¡El teléfono hace que las distancias prácticamente no existan! Es un buen invento, sólo tienes que aprender a utilizarlo correctamente.
¿Y el uso de las redes sociales?, damos los buenos días, las buenas noches, y en medio enseñamos fotos de lo que comemos, de lo que hacemos... ¿por qué necesitamos esa exposición de nuestras vidas? y lo peor de todo es que puedes vender una vida de mentiras... ¡qué triste!, ¿verdad?, ¿para qué? No es tu realidad, no vives así, no eres así.
Es absurdo vender algo que no es real. Hay personas que no tienen nada que merezca la pena y te venden el humo de lo que les gustaría que fuera esa vida que no tienen.
¡Las personas con magia, no necesitan truco!
En las redes sociales sólo ves lo que esas personas que están detrás de sus pantallas quieren mostrarte, ¡no lo olvidéis nunca! Es tan importante esto que acabo de escribir que os lo vuelvo a repetir. EN LAS REDES SOCIALES SÓLO VES LO QUE ESAS PERSONAS QUE ESTÁN DETRÁS DE SUS PANTALLAS QUIEREN MOSTRARTE.
Hay verdaderas películas de serie B montadas como si fueran grandes producciones de Hollywood, pero después las ves y te das cuenta que no llegan ni a ser película, se quedan en un corto de fantasmas y para colmo, mediocre.
Soy periodista, y necesito las redes sociales e internet como el aire que respiro. Para trabajar, para estar al día de lo que ocurre en el mundo, para animar a la personas que me siguen a que sean felices, para opinar, para escribir, pero no me olvido de que existe una vida más importante que la que hay a través de internet, y esa es la auténtica, nuestra realidad.
Después de varios años perdida he vuelto a escribir y soy inmensamente feliz. Es lo que me gusta, es lo que siempre he hecho y es para lo que he estudiado. Hay etapas de la vida en la que olvidas quien eres y sólo tu eres la responsable.
Todo el mundo puede enfadarse; pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado adecuado, en el momento adecuado, por un motivo adecuado, y de una forma adecuada, no está al alcance de todo el mundo dijo Aristóteles.
En los últimos tiempos he vivido vientos de cambios, ahora el mar está en calma, después de la tormenta siempre sale el sol, y mi sol brilla más fuerte que nunca. Miro hacia delante, sin miedo a mirar atrás, porque he aprendido y sólo puedo dar gracias porque ahora me pongo frente al espejo y me veo... no se que día dejé de verme... ¿Vosotros os veis?, ¿os cuidáis?, ¿hacéis lo que os gusta? ¿miráis a vuestro alrededor y sois felices? puede que sí, o puede que estés en ello... pero a esas preguntas no vale responder con un no o un no se.
Albert Einstein dijo "somos arquitectos de nuestro propio destino" y aquí estoy, viviendo mi historia, no la historia de otra persona. REAL, con mis problemas, mis risas, mis lágrimas y sobre todo feliz. Paso a paso, reconstruyendo ladrillo a ladrillo todo lo que un día yo misma decidí tirar.
No hay nada más bonito que reencontrarte contigo misma, abrir los ojos y ver lo fuerte que eres.
A mi madrina que en este momento está inmersa su propia lucha, suelo decirle que siga peleando, aunque tu cuerpo no pueda más, mantén la cabeza fría y sigue al pie del cañón, apuntando y lista para disparar a lo más mínimo que se interponga en tu camino. No decaigas, no merece la pena perder el tiempo en lamentaciones.
No sabía que mis piernas eran tan fuertes hasta que caminar infinitos kilómetros era mi única opción, no sabía que podía escalar montañas hasta que todas las salidas desaparecieron, no sabía que tenía alas hasta que un día tuve que volar para alcanzar mi felicidad.
No voy a convertir mi blog en un diario personal, me gustaría enfocarlo hacia otros temas, pero ahora mismo es lo que me sale del alma, compartir con vosotros mis reflexiones.
Por cierto... de lo que cuentan, de lo que dicen, de lo que llega a los oídos de las personas, a cómo es la realidad, hay un largo camino que nadie ha recorrido, excepto tú.
Gracias a todos los que me leéis, a los que me dedicáis un minuto de vuestras vidas para interesaros en lo que escribo, gracias, porque vosotros demostráis a quién un día me dijo que no merecía la pena hacer esto, que sí la merece. Todo merece la pena en esta vida, habría que aprender a valorar cada respiración que hacemos, cada latido que da nuestro corazón... estamos vivos y eso es lo más importante.
Apaga el teléfono y ¡vive!
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