miércoles, 25 de marzo de 2015

El séptimo sentido



Vivimos tan deprisa que se nos ha olvidado disfrutar de la vida, sentirla, olerla, escucharla, contemplarla, degustarla. Hemos olvidado vivir con la magia de los sentidos. Deberíamos frenar y acariciar de nuevo la vida, sentir su aroma, escuchar su sinfonía, contemplar su belleza y degustar sus sabores.

Os propongo que despertemos los sentidos necesarios para vivir con más intensidad. Mirar, tocar, escuchar, saborear, oler.
Los cinco sentidos nos ayudan a vivir, pero es el sexto el que nos hace únicos. Hay quien lo asocia a las percepciones extrasensoriales y lo llama intuición, otros lo ligan al talento, la creatividad o a la posesión de un don innato. Yo soy de las que piensan que es un don con el que todos nacemos, sólo tienes que molestarte en desarrollarlo.

Quizás el sexto sentido no es uno sólo, sino una ampliación de los otros cinco que transciende más allá del entorno cotidiano y que tiene su sede en lo espiritual más que en lo material.
Nos hace sentir más que razonar y se imprime en la esencia de cada uno de nosotros de una forma diferente.
Poseerlo es cuestión de sentir más allá de lo puramente físico, percibir estímulos que sólo los más privilegiados son capaces de saber que existen.
Dichosos aquellos que tienen la fortuna de sentir más allá de lo que se considera común y afortunados los que tienen la posibilidad de aprender de ellos.

Nos hemos acostumbrado a vivir la vida de una forma muy básica, sin pararnos a disfrutar de lo que realmente merece la pena. La llegada de la primavera despierta sentidos que parece que durante el invierno quedan rezagados en el olvido, o incluso hay personas que simplemente viven sin tener en cuenta que hay mucho más de lo meramente visible.

Deja una habitación a oscuras, enciende una vela y observa cuánto es capaz de iluminar, respira hondo y percibe como todo está en calma, en silencio, o escucha cada ruido que proviene del exterior. Sal a la calle sin prisas y siente como el sol te llena de energía, ¿por qué corres cuando llueve?, deja que la lluvia te empape. Huele, a tu madre, a tu hijo, a tu pareja, huele una naranja, el chocolate, el café, una panadería... siente como un olor que ni siquiera en tangible, es capaz de hacerte sentir más que si te dieran un apretón de manos.

Abraza, no dejes de abrazar nunca, siente la energía de la persona que te abraza, siente si es feliz, si está preocupada, seguro que cuando te abrace la oyes respirar ¿eres capaz de percibirlo?, ¿y los latidos del corazón?, ese músculo que nos mantiene con vida... ¿Te has parado a oírlo?

¡Ríe! ¿has observado a alguien sonreír? ¡es simplemente maravilloso! Una persona es capaz de hacerte feliz con sólo ver su sonrisa y es la sensación más increíble del mundo.

Escucha atentamente, siente lo mágica que es cada voz, su entonación, su firmeza o su dulzura y guárdala en lo más profundo de tu ser, pasaran los años, y serás capaz de recordarla como si te estuviera susurrando al oído.

Hay una canción de Antonio Orozco que dice:

"Estoy echo de pedacitos de ti, de tu voz, de tu andar, de cada despertar, del reír, del caminar, de los susurros de abril, del sentir, del despertar"

https://www.youtube.com/watch?v=jz-fc1AbBkQ

(ese enlace tiene una introducción preciosa para leer, tenéis que ver ese vídeo, ¡no vale otro!)

Y es que... al fin y al cabo, nos componemos de aquello que sentimos.

Nos estamos perdiendo una parte fundamental de la vida, desaprovechamos millones de sensaciones que en este momento ni sabes que existen, pero están ahí. No estamos valorando lo afortunados que somos al ser capaces de percibir tantas emociones.

Abre al mundo tus cinco sentidos..el sexto..y el ¡SÉPTIMO!










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